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Cuatro River agotados y todas las claves de un romance musical con el público argentino.
Cada vez falta menos para que la banda de Chris Martin logre un hito histórico con su visita de octubre próximo; el idilio con los fans locales, su trayectoria y el presente de este grupo que tiene una parte de su corazón en esta parte del planeta
¿Se veía venir? ¿Cómo sucedió este fenómeno? Quién sabe, pero acá está: La revelación musical de este año en la Argentina es sin dudas Coldplay. La banda británica, que no es nueva ni está en su momento de apogeo artístico, hará cuatro estadios de River en octubre próximo y, hasta ahora, es el fenómeno de público más grande del año. Incluso entraron en la historia: todavía se recuerda como hito rockero inédito los cinco River que llenaron los Rolling Stones en 1995. El dato más curioso es que Coldplay no cuenta con ese impulso económico del uno a uno ni con una tribu emergente de moda como lo rollingas ni (hay que decirlo) son los Rolling Stones. Y, sin embargo, llegan con cuatro Monumentales vendidos: unas 280.000 personas.Todo empezó el 24 de junio de 2000, cuando Coldplay se presentó por primera vez en el festival Glastonbury, sin más que un puñado de singles bajo su manga. Antes de tocar “Yellow”, Chris Martin tomó el micrófono y se dirigió al público que presenciaba su show en un escenario alternativo: “No sé cómo presentar este tema de la manera correcta, pero con suerte el año próximo la van a estar cantando cuando suene porque va a ser un hit”. La frase sonaba arriesgada: el tema saldría como simple recién dos días después, y Parachutes, su álbum debut llegaría a las bateas a mediados del mes siguiente. Sin embargo, su frase fue una profecía autocumplida: aunque la banda no volvió al predio de Glasto al año siguiente, sí lo hizo en 2002, y en calidad de headliner en el tablado principal. El gesto sirve también a modo explicativo desde sus comienzos hasta la fecha: incluso desde una fachada de aparente austeridad, la ambición de Coldplay apuesta siempre lo más alto posible.En los veintidós años transcurridos entre ese show y el presente, Coldplay transitó un camino que nació en la Inglaterra sensible posRadiohead, y que disco tras disco se construyó como un fenómeno masivo capaz de colmar estadios en cualquier latitud, una suerte de herencia del legado de U2. La comparación no solo tiene que ver con la espectacularidad de sus presentaciones en vivo, sino también con su compromiso en causas humanitarias. A su manera, Chris Martin es un Bono hecho a medida del público millennial, capaz de manifestarse en contra de conflictos bélicos, apoyar fundaciones de comercio equitativo como Make Trade Fair, o de auxilio a refugiados a través de Migrant Offshore Aid Station.En el medio de todo este fenómeno, Chris Martin, un inglés con cara de bonachón que supo jugar el juego del showbiz con discreción, aún cuando mantuvo parejas con alto perfil. El cantante estuvo casado entre 2004 y 2016 con la actriz Gwyneth Paltrow, con quien tuvo dos hijos. Luego de una relación poco duradera con Annabelle Wallis, Martin oficializó en 2017 su vínculo con Dakota Johnson, hija de Don Johnson y Melanie Grifith y protagonista de la saga cinematográfica de Cincuenta sombras de Grey, La hija oscura y la remake de Suspiria. Sin ánimos de ser parte de la prensa sensacionalista, Martin concentró sus fuerzas en su militancia política y social: viajó a Ghana y Haití para estudiar los efectos de las políticas inequitativas de comercio, manifestó su apoyo al candidato John Kerry durante la entrega de los premios Grammy de 2004, e hizo lo propio con Barack Obama tiempo después. Junto a Coldplay, participó de conciertos a favor de las víctimas de incendios forestales en Australia, y también de los damnificados por el huracán Sandy en Estados Unidos.El año pasado, Coldplay estrenó su noveno disco de estudio, Music of the Spheres. Si su trabajo anterior, Everyday Life, buscaba ser un elogio a la austeridad, su sucesor apostó por la grandilocuencia más allá de la Tierra: el disco está pensado como una suerte de álbum conceptual espacial, que transcurre en una galaxia llamada Las Esferas, compuesta por nueve planetas, tres satélites naturales, una estrella y una nebulosa, con una canción correspondiente a cada uno de ellos, algunas nombradas con emojis. Como parte de esa ambición en la que la propia banda intentó imaginar cómo sonarían canciones creadas en una galaxia muy, muy lejana, para el estreno de “Higher Power”, el primer single del disco, la banda estrenó el tema en una videollamada con el astronauta francés Thomas Pesquet, presente en la Estación Espacial Internacional. O, dicho de otro modo, Coldplay hizo sonar su música fuera del planeta.Si bien Coldplay no había presentado en vivo Everyday Life para estudiar cómo revertir el impacto ambiental de sus conciertos, el lanzamiento de Music of the Spheres coincidió con el anunció de una gira mundial que comenzará el 18 de marzo en Costa Rica. El plan, desarrollado a lo largo de dos años, tiene como meta reducir al cincuenta por ciento el dióxido de carbono generado con su última gira. Para eso, el grupo se alió con BMW para desarrollar una fuente energética recargable capaz de abastecer la demanda eléctrica del show, y un escenario construido con materiales reutilizables, que podrán ser reciclados una vez que la gira termine. Por último, Coldplay también se comprometió a sembrar un árbol por cada ticket vendido del tour.