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La artista americana dio el jueves en París el primero de los seis conciertos que celebrará en Francia, primera etapa de su gira por Europa
La relación de Francia con Taylor Swift nunca ha sido fácil. Ella ha «invertido mucho tiempo» (como reconoce el diario Libération) en tratar de ganarse a un público exigente, que presume de su chanson y reniega de las formas artificiales de la americana, a la que consideran demasiado frívola. Al país le ha costado rendirse al «fenómeno Swift»… hasta ayer, cuando arrancó su gira europea con un concierto en París. Es el primero de los cuatro que dará en la capital, además de otros dos en Lyon. Si en 2011 no logró llenar la sala de conciertos del Zénith, ayer «podía haber llenado 12 salas de La Défense Arena» (el estadio donde actuó), según su equipo.
Se han vendido 250.000 entradas y se esperan 300.000 espectadores para los seis conciertos, los hoteles de la capital de la zona están completos y la Défense Arena dice haber vendido un récord de 8.000 plazas VIP a 1.500 euros. Francia, pese a las resistencias, ha sucumbido a la artista. El jueves en París había 45.000 personas y «nunca se ha escuchado a un público tan entusiasta y reactivo que estas swifties», escribe en su crónica Le Figaro.
Toda la prensa francesa habla del «fenómeno Swift», aunque con sentimientos encontrados. Le Figaro señala: «Todos sus instrumentos combinan con sus atuendos. Del brillo a la indigestión (…) La resistencia y el desempeño de Taylor Swift y sus bailarines y coristas son impresionantes. Pero agradeceríamos que el programa se redujera para apreciar las canciones. Y ese es el problema».
Como ilustra Libération en su crónica, hay muchos fans que reconocen «tener vergüenza de decir, en Francia, que les gusta Taylor Swift». Los medios, de hecho, ponen el acento en el hecho de que el 30% de los asistentes al concierto del jueves en París eran extranjeros, como si su éxito que ella ha podido tener en Francia no fuera con ellos.
Se la ha criticado el cambio constante de atuendo y, sobre todo, el exceso de brillo. «La consigna es llevar purpurina, palanca estética de las actuaciones de Swift», dice Les inrockuptibles, medio especializado. «Aparte de la pirotecnia y las ingeniosas ideas de puesta en escena, la música de Taylor Swift es simplemente lineal y bastante aburrida», continúa Le Figaro.
Les inrockuptibles titula su crónica: «Taylor Swift, la reina en su Arena», en referencia al nombre del estadio. «Los megalómanos se quedan de este fenómeno que deprecian (es demasiado rubia, demasiado pop y demasiado «enamorada en serie») y nos recuerdan de paso que ellos sí escuchan buena música», dice con ironía.
El show incorporaba las canciones del nuevo disco The Tortured Poets Department. Hasta los medios críticos reconocen que «por parte de Taylor Swift, este pequeño desafío es como una ofrenda hecha a Europa, que tardó en adoptarla, pero acabó firmando su rendición total». France Info admite que «conjuga a la vez la música, la presencia mediática y el aspecto político».
El concierto del jueves duró más de tres horas y media y aún tiene otros tres más en la capital francesa. Se iban a iban a celebrar en el Estadio de Francia, pero no pudo ser porque se están ultimando los trabajos de cara a los Juegos Olímpicos de este verano. Muchos creen que Swift va a atraer más turistas en su gira francesa que el evento deportivo.


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