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Putin continúa presionando a la Unión Europea para que dé un paso atrás, mediante el corte de los suministros del gas y el petróleo rusos.
Mientras que algunos soldados rusos en Ucrania están votando con sus pies en contra de la vergonzosa guerra de Putin, su rápida retirada no significa que Putin vaya a rendirse. De hecho, la semana pasada abrió un nuevo frente: contra la energía. El presidente ruso cree que ha encontrado una guerra fría que podría ganar y va a intentar congelar a Europa este invierno, literalmente, cortando los suministros del gas y el petróleo rusos a fin de presionar a la Unión Europea hasta que abandone a Ucrania.
Los predecesores de Putin en el Kremlin aprovecharon los inviernos frígidos para derrotar a Napoleón y a Hitler, y está claro que Putin cree que el frío es su as bajo la manga para derrotar al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenskii, quien le dijo a su nación la semana pasada: “Rusia hará todo en los 90 días de este invierno para quebrar la resistencia de Ucrania, la resistencia de Europa y la resistencia del mundo”.
Ojalá se pudiera decir con certeza que Putin fracasará y que los estadounidenses lo vencerán en producción. Y ojalá se pudiera escribir que Putin se arrepentirá de sus tácticas, porque a la larga transformarán a Rusia de ser un zar de la energía para Europa a una colonia energética de China, donde ahora Putin está vendiendo mucho de su petróleo a un precio descontado para compensar su pérdida de los mercados occidentales.

