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Pink Floyd es historia de la música, pero aún no está escrita del todo.
Una nueva canción, una polémica en torno a la guerra en Ucrania y una gran operación financiera en ciernes ocupan las últimas líneas. El que ha sido su líder en la última etapa, el guitarrista y cantante David Gilmour, había anunciado el fin de la banda en 2014, al lanzar el disco The Endless River, que recuperaba grabaciones inéditas de 1994. Dado que el teclista Richard Wright murió en 2008, no iban a seguir el baterista Nick Mason y él. Eso sería medio Pink Floyd. Entonces se presentó como el adiós del grupo emblemático del rock progresivo, cuya ambición artística tocó cumbre en los setenta.
“El tiempo de Pink Floyd ya pasó, hemos acabado. Hacerlo sin Rick estaría mal”, insistía el año pasado Gilmour en una entrevista con Guitar Player. El cuarto en discordia había salido 35 años antes: el bajista y cantante Roger Waters, que fue un líder fecundo y despótico desde 1968 -cuando despidieron al fundador Syd Barrett por sus problemas mentales- hasta 1986, cuando rompe la banda y se desata una batalla legal por la marca que terminan ganando sus compañeros. ¿Y ahora qué?
Gilmour y Waters vuelven ahora a chocar por sus posiciones políticas: uno canta a la resistencia de Ucrania y el otro culpa a la OTAN de ese conflicto. En paralelo, está en marcha un acuerdo para la venta de su formidable catálogo de canciones por unos 500 millones de dólares. Un sorprendente giro de guion para zanjar un conflicto duradero.
¿No acabó Pink Floyd con esas grabaciones de 1994? No: Gilmour y Mason resucitaron el pasado abril el nombre del grupo para firmar un tema con el cantante ucranio Andriy Khlyvnyuk, del grupo local Boombox. La canción se llama “Hey Hey Rise Up” (¡Eh, levántate!) y es un llamamiento explícito y apasionado a la resistencia del país invadido por Rusia. Gilmour expresó así su simpatía por Ucrania, país con el que tiene lazos familiares (a través de su nuera, madre de sus nietas). La pregunta es por qué no lo hicieron con su propio nombre. Se justificó así en Rolling Stone: “Cuando hablé con Nick y me dijo que estaba dispuesto a hacerlo como Pink Floyd, nos pareció evidente.

