La sobredosis de drogas es el mayor peligro para los trabajadores de la construcción

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Los empleados de la construcción registran el mayor número de muertes en el trabajo de cualquier industria.

En One Madison, un rascacielos en construcción en la calle 23 en Manhattan, los trabajadores enfrentan peligros todos los días: cables con corriente, riesgos eléctricos, maquinaria pesada. Ráfagas de viento frío los rodean mientras ponen concreto y operan montacargas. El acceso a los pisos superiores del edificio de 28 pisos es un trayecto en un ruidoso elevador de construcción.

Recientemente, funcionarios municipales y federales visitaron la obra para dar una presentación de seguridad, pero no estaban allí para recordarle a los trabajadores cómo evitar caídas o lesiones. Estaban mostrando cómo prevenir la mayor causa de muerte en la industria: la sobredosis de drogas.

“Les pedimos que hagan cosas pensando en volver a casa al final del día”, dijo Brian Crain, un especialista en asistencia de cumplimiento de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional del Departamento de Trabajo, a un grupo de más de 100 trabajadores con cascos de seguridad. “La adicción funciona de la misma manera”, dijo.

Los trabajadores de la construcción ya tenían el mayor número de muertes en el trabajo de cualquier industria. Ahora, tienen más probabilidades de morir por sobredosis que quienes laboran en cualquier otra línea de trabajo, según un nuevo análisis de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. En parte, esa disparidad se debe a la medicación adictiva que se prescribe a los trabajadores para manejar el dolor de las lesiones, que son comunes debido a la naturaleza física del trabajo.

Es un problema que la industria —que ya intenta proteger a sus trabajadores de caídas, electrocuciones y riesgos químicos— lleva más de una década tratando de resolver. La presentación en One Madison en noviembre es solo un ejemplo de cómo la industria ha empezado a enfrentarse al problema en los últimos años. Ahora los sindicatos emplean a tiempo completo a especialistas en adicción y salud mental, y los expertos en seguridad laboral han tenido que centrarse cada vez más en prevenir las sobredosis.

La industria tiene la tasa de mortalidad más alta atribuida a sobredosis, según el estudio de los CDC publicado en agosto. El informe, el examen más exhaustivo de la agencia sobre las muertes por sobredosis por ocupación, encontró que hubo más de 162 muertes por sobredosis por cada 100.000 trabajadores de la construcción en 2020, el año más reciente del que hay datos disponibles. La industria de servicios de alimentos, con casi 118 muertes entre el mismo número de trabajadores, tuvo la segunda tasa más alta.
Pero en el mismo año, el número de muertes totales en el trabajo en la construcción fue de unos 10 empleados por cada 100.000, según datos del Departamento de Trabajo, lo que da a entender que los trabajadores tenían aproximadamente 16 veces más probabilidades de morir por una sobredosis que por una lesión relacionada con su ocupación.

“Estadísticamente, esto es una amenaza mayor para la salud y la seguridad de los trabajadores de la construcción que el trabajo en sí”, dijo Brian Turmail, portavoz de Contratistas Generales Asociados, un grupo comercial de la industria de la construcción.

La industria refleja las demografías vulnerables a la adicción: la mayoría de los trabajadores de la construcción son hombres, que en general tienen más probabilidades que las mujeres de morir por sobredosis. Las personas hispanas están sobrerrepresentadas en la industria de la construcción y, en general, tienen una tasa de mortalidad por sobredosis en aumento.

El uso casual de sustancias por lo general está extendido en la industria, afirmó Aaron Walsh, un especialista en recuperación de adicciones con el fondo de salud y bienestar de los trabajadores de St. Louis. Walsh, quien está en recuperación por adicción a drogas, es una de las dos personas que el sindicato emplea a tiempo completo para ayudar a los afiliados que luchan contra la adicción a las drogas.

“Es bastante prevalente en nuestra población”, dijo.

Las lesiones en la construcción son más comunes que en otros campos. El trabajo es a menudo estresante y pesado para el cuerpo de los trabajadores, lo que los hace susceptibles a lesiones y más propensos a buscar atención médica para aliviar el dolor.

En muchos casos, los trabajadores cargan bolsas de herramientas pesadas y pasan periodos prolongados agachados o de rodillas. Un tercio de los trabajadores de la construcción tienen dolencias musculares u óseas, lo que los hace tres veces más propensos a que se les prescriban opioides para el dolor. Tampoco suelen recibir licencia por enfermedad pagada, lo que podría hacer que los opioides sean una opción para volver al trabajo rápidamente.

Brendan Loftus conoce esa experiencia de primera mano. En 1998, cayó por el hueco de un ascensor en una obra de construcción. Se enteró de que tenía una lesión en la columna mientras estaba en la sala de emergencias, pero decidió no manejar su dolor con opioides porque ya había superado una adicción a los mismos. Se iba a casar en un mes, así que, en contra del consejo médico, regresó al trabajo después de solo dos semanas. “Tenía una boda que pagar”, dijo Loftus.

El trabajo de construcción tiende a ser cíclico, lo que aumenta la presión para trabajar siempre que sea posible. Una vez que se termina un proyecto, un trabajador puede no saber cuándo vendrá el siguiente. Wayne Russell, un trabajador de la construcción de 32 años de Nueva Jersey, ha estado sin trabajo desde noviembre.

“El dinero puede dejar de llegar, pero tus facturas no”, dijo. Russell pasó parte de su tiempo libre tomando un curso de salud mental y adicción ofrecido por su sindicato, la Unión Internacional de Constructores de Elevadores. En una reunión reciente, cuatro de los 10 hombres presentes, incluyendo a Russell, habían luchado con el abuso de sustancias.

Loftus, quien ahora proporciona servicios de adicción para los miembros de la Unión Internacional de Constructores de Elevadores, dijo que su sindicato había comenzado a notar que el problema de la sobredosis se estaba volviendo grave en 2015, cuando perdió a cinco miembros por sobredosis en 11 meses, y que el problema solo había empeorado.

“Si hubiéramos perdido a cinco miembros por fatalidades en el trabajo, la gente estaría protestando en las calles”, dijo Loftus. “Pero nadie quería hablar de esto, porque era un secreto sucio”.

Uno de los primeros miembros a quien Loftus ayudó con la recuperación fue Michael Cruz, un trabajador de la construcción de 25 años que tenía una adicción a los opioides.

En octubre de 2016, Cruz acababa de comprar materiales de construcción en Home Depot para un trabajo próximo cuando Loftus lo invitó a cenar. Cruz había salido recientemente de un programa de rehabilitación de 30 días y estaba ansioso por volver al trabajo. Estaba particularmente emocionado por su siguiente proyecto, pues sería el primero en el que podría trabajar de principio a fin.

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